Aunque se ubica entre las economías más estables de América Latina, Chile empeoró una posición en el Índice Global de Complejidad Empresarial (GBCI) 2025, elaborado por TMF Group, y se posicionó como la vigésima jurisdicción más compleja del mundo para operar una empresa.
En la edición anterior del ranking ocupaba el puesto 21, por lo que el avance implica un leve aumento en los desafíos que enfrentan las compañías para desarrollarse en su territorio.
El GBCI evalúa 292 indicadores vinculados a regulaciones, impuestos, administración y mercado laboral en 79 países que concentran casi toda la inversión extranjera directa y el producto bruto global. El objetivo del informe es ofrecer una mirada detallada sobre las condiciones que enfrentan las compañías al expandirse internacionalmente.
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Según los autores del informe, en el caso chileno, los cambios no han sido abruptos, pero sí reflejan un entorno en transformación. Y destacan que, aunque persisten barreras regulatorias y cierta rigidez estructural, el país mantiene fortalezas como una democracia consolidada, un marco legal relativamente previsible y una apertura comercial sostenida. Estos factores, en conjunto, siguen posicionando a Chile como un destino confiable para las inversiones en la región.
“La resistencia de Chile a las perturbaciones del mercado se ve reforzada por la estabilidad de su Gobierno, lo que aumenta su atractivo para los inversores extranjeros. A pesar de la necesidad de una mayor inversión en infraestructuras, los salarios competitivos del país y la aceptación del trabajo a distancia indican un compromiso con las estrategias modernas de mano de obra”, señaló Jorge Sodano, Country Head de Argentina y Chile, y Market Head de Mercados Capitales en América Latina.
Entre los elementos que incrementan la complejidad para las empresas se encuentran desafíos logísticos, el déficit de trabajadores calificados y la evolución normativa aún incipiente en áreas como el teletrabajo. Según el informe, muchas compañías han respondido a esta situación incrementando sueldos y buscando asesoramiento legal local para asegurar el cumplimiento de las exigencias regulatorias.
La infraestructura económica chilena, aunque sólida, enfrenta necesidades de modernización para sostener el ritmo de crecimiento. El documento destaca que el país requiere una mayor inversión pública y privada en este campo, especialmente si aspira a diversificar su matriz productiva más allá de los recursos naturales.
En ese sentido, el modelo exportador —centrado históricamente en el cobre y otros bienes primarios— ha comenzado a mostrar señales de diversificación, aunque de forma paulatina. Esto representa tanto una oportunidad como un reto: el país busca reducir su exposición a ciclos internacionales de precios, sin perder competitividad ni eficiencia.
Otro aspecto señalado por el GBCI es la gestión del talento humano. A pesar de que Chile ha legalizado y generalizado el trabajo remoto, persiste una brecha de habilidades técnicas en el mercado laboral. Esta carencia genera tensiones que impactan los costos operativos, al tiempo que limita la capacidad de muchas empresas para crecer con rapidez.
Los riesgos en las cadenas de suministro, en parte relacionados con la inestabilidad regional, también figuran entre las preocupaciones empresariales. A esto se suma una percepción de que el Estado chileno podría ofrecer mayor respaldo para enfrentar estos desafíos, en especial desde una perspectiva logística y regulatoria.
No obstante, si se compara con otras economías latinoamericanas, Chile continúa siendo una de las jurisdicciones con menor nivel de complejidad empresarial. Esto le otorga una ventaja relativa frente a países donde la burocracia, la volatilidad política o la incertidumbre jurídica son obstáculos mucho más marcados para la operación cotidiana.
En definitiva, aunque el entorno chileno presenta señales de mayor exigencia para hacer negocios, los cimientos institucionales y las políticas orientadas a la apertura económica siguen marcando una diferencia sustancial en el contexto latinoamericano. La clave, según los analistas, estará en cómo el país logre equilibrar su impulso modernizador con la necesidad de resolver cuellos de botella estructurales.
El ranking general
Así se ubican los países en el ranking de complejidad empresarial. Los primeros puestos muestran a los países más complejos para hacer negocios y los últimos, los menos complejos.
- Grecia
- Francia
- México
- Turquía
- Colombia
- Brasil
- Italia
- Bolivia
- Perú
- Kazajistán
- China continental
- Argentina
- Paraguay
- Indonesia
- Polonia
- Bélgica
- España
- India
- Croacia
- Chile
- Portugal
- Venezuela
- Corea del Sur
- Rumania
- Malasia
- Filipinas
- Uruguay
- Rusia
- Ucrania
- Ecuador
- Eslovaquia
- Hungría
- Eslovenia
- Alemania
- Serbia
- Austria
- Egipto
- Arabia Saudita
- Emiratos Árabes Unidos
- Bulgaria
- Suecia
- Panamá
- Japón
- Catar
- Guatemala
- El Salvador
- Australia
- Singapur
- Canadá
- Nicaragua
- Taiwán (República de China)
- Suiza
- República Dominicana
- Vietnam
- Finlandia
- Tailandia
- Israel
- Costa Rica
- Luxemburgo
- Sudáfrica
- Irlanda
- Mauricio
- Chipre
- Estados Unidos de América
- Noruega
- Honduras
- Guernsey
- Reino Unido
- Malta
- República Checa
- Curazao
- Islas Vírgenes Británicas
- Jamaica
- Países Bajos
- Jersey
- Hong Kong, Región Administrativa Especial (RAE)
- Nueva Zelanda
- Dinamarca
- Islas Caimán